EL HOMBRE EN LA LUNA Y EL PRESIDENTE PRECAVIDO
En julio de este año se cumplen 40 años del primer alunizaje humano. Y Quim Monzó, este domingo, me ha hecho recordar una bonita historia.
Richard Milhouse Nixon, el entonces presidente norteamericano, telefoneó al astronauta Amstrong para felicitarle por "el pequeño paso para él, pero grande para la humanidad, etc, etc, etc"
Sí, hace cuarenta años había cobertura desde la Casa Blanca hasta la Luna.
Todo el mundo oyó la presidencial conversación interestelar. Pero lo que nadie supo hasta que se reveló en 1999 fue que el astuto Nixon tenía preparado un sentido discurso por si todo salía mal. Es decir, simplemente, por si aquellos héroes americanos -Amstrong y Aldrin, los que habían hollado tierra lunar- se quedaban colgados en nuestro satélite para siempre jamás.
Si todo hubiera ido mal, Tricky Dick , con su mejor cara de circunstancias, tenía previsto anunciar al noble pueblo americano, y por ende, a la entera humanidad, que:
Fate has ordained that the men who went to the moon to explore in peace will stay on the moon to rest in peace.
These brave men, Neil Armstrong and Edwin Aldrin, know that there is no hope for their recovery. But they also know that there is hope for mankind in their sacrifice.
These two men are laying down their lives in mankind's most noble goal: the search for truth and understanding.
They will be mourned by their families and friends; they will be mourned by their nation; they will be mourned by the people of the world; they will be mourned by a Mother Earth that dared send two of her sons into the unknown.
El autor de este texto, no fue, evidentemente, Nixon. Fue William Safire, un más que brillante periodista y a la sazón autor de los discursos presidenciales.
A Safire hay que darle de comer a parte.
Tras su etapa como escribano presidencial, Safire se fue al New York Times, donde todavía tiene dos columnas. Una, de opinión política. En la otra, titulada "On language", que aparece en la edición dominical, el veterano periodista demuestra su maestría en el conocimiento del lenguaje: toma una palabra o una expresión y desmenuza hábilmente su significado.
Safire, políticamente un "conservador libertario", llegó a votar por Bill Clinton en 1992 aunque después le criticó duramente. Sin embargo, a quien realmente no soportaba era a Hillary Clinton. Tanto le enervaba que, en 1996, la llegó a llamar en una columna "mentirosa congénita" ("congenital liar"). Ese insulto a la primera dama sacó de sus casillas a Bill Clinton, que según afirmó su secretario de prensa ante los corresponsales de la Casa Blanca, estaba deseando darle a Safire "un puñetazo en la nariz" ("a punch in the nose") y que no lo hacía por el hecho de ser el presidente.
Todo el mundo en Whasington contuvo el aliento: ¿Cual sería la respuesta de Safire?. Fueron apareciendo columnas de Safire. Nada. Ninguna referencia al embite clintoniano. Pero...
Dos domingos más tarde, en la columna "On language" Safire se ocupó de desmenuzar tres palabras: "Congenital", "Liar"y "Punch".
Magistral.